¡Manos a la obra! Acciones sostenibles para proteger el medio ambiente.
El planeta se encuentra en una crisis ambiental. Dos terceras partes de la superficie terrestre están en proceso de desertificación. En nuestro país, 76% de la superficie nacional tiene algún grado de afectación por erosión. La escasez de agua potable es, entre otros factores, consecuencia de la agudización de los desequilibrios planetarios; olas de calor y sequías cada vez más intensas; inundaciones e incendios, y en general, los problemas socioambientales relacionados de una forma u otra entre sí. Por tanto, ocuparse de la crisis es un reto que debe partir de una visión sistémica, ya que involucra a diferentes actores y se alimenta de situaciones complejas e interrelacionadas.
Por mucho tiempo se pensó que el crecimiento económico y la preservación del ambiente no pueden coexistir de forma armónica. Han surgido voces influyentes en el cambio de este paradigma, mediante posturas que están tomando fuerza, demostrando que es rentable en términos económicos, preservar el ambiente. Entre los principales postulados está la economía circular o regenerativa, que, entre sus principales tesis, sostiene que es viable reconciliar la economía con el planeta. Se puede favorecer el cuidado ambiental sin sacrificar el crecimiento económico, desarrollando prácticas sostenibles consistentes con un impacto positivo. Tenemos herramientas, tecnologías y muchas personas con voluntad de ser parte de una solución para un desarrollo sostenible. El desarrollo sostenible consiste en la necesidad de crear acuerdos, por un adecuado manejo y distribución de los recursos, satisfaciendo las necesidades de la población, sin comprometer el futuro de las generaciones venideras.
¿Cuáles son estos acuerdos? ¿Están surtiendo efecto? Es complicado establecer prácticas generales y con resultados contundentes e inmediatos, dadas las diferencias regionales, sociodemográficas e industriales. Pero si sumamos pequeñas prácticas en la vida cotidiana de empresas, industrias, escuelas, instituciones y hogares, seguramente alcanzarán un impacto más contundente.
La Organización de las Naciones Unidas, en la Declaración de Río recomendó tareas a realizar, ya sea como activista con ímpetu por salvar el planeta, o como una persona comprometida con el ambiente, desarrollando acciones eficaces desde tu casa o lugar de trabajo. Son relevantes esfuerzos basados en los avances tecnológicos, a través de los cuales se puede medir la huella de carbono en calculadoras de emisiones, desde cualquier punto del planeta en que te encuentres. En el país algunas calculadoras son MexiCO2, Green Key México, Henkel Mx entre otros. También se han identificado acciones sustentables, considerando las características de nuestro territorio e idiosincrasia. En la “Guía de buenas prácticas para un México Sustentable”, la UNAM recomienda estrategias en aspectos, que van desde la responsabilidad para el cuidado del agua, agricultura y consumo local, hasta la organización social en las ciudades, la transición energética, con el propósito aminorar la huella del ser humano en la Tierra.
Un buen comienzo en este terreno puede estar en prácticas muy sencillas. Te sugerimos tres.
1. Apagar la luz cuando no la estamos utilizando.
2. Colocar una cubeta para almacenar el agua de la regadera mientras esperas a que salga agua caliente, utilizándola en el inodoro.
3. Transformar los residuos orgánicos que se generan en casa, en tierra fértil para el cultivo de vegetales en tu propio hogar.
Es importante mencionar que estas acciones se fortalecen en la colectividad, mientras más personas se sumen a estas causas, el impacto será mayor.
Si quieres conocer más al respecto, contacta al equipo de Revolución 5.0 al correo contact@disruptivelabs.mx o a nuestras redes @DisruptiveLabs, ¡con gusto te leemos! Colaboración realizada por miembros del equipo de Disruptive Labs.