Emprendimiento infantil, ruta para la cuesta arriba.

Entre las consecuencias de la crisis global que enfrentamos, resulta imperante explorar caminos a través de los cuales vayamos cuesta arriba y salgamos de la crisis. La fuerza de la niñez y la adolescencia en nuestro país son una puerta a esta ruta. En México, la tercera parte de la población tiene de 0 a 18 años. Por desgracia, según datos del Programa Cuéntame del INEGI se calcula que 51.1% vive en pobreza. Los principales problemas que aquejan a este segmento de población son además de la pobreza, el trabajo infantil, la deserción escolar y la violencia intrafamiliar.

Disruptive Labs

En términos de trabajo infantil, se tiene registro de 3,269,395 niñas, niños y adolescentes de 5 a 17 años que realizan una actividad económica de los cuales 1,755,482 realiza ocupaciones no permitidas, es decir, que ponen en riesgo la salud por no contar con en la edad mínima para hacerlo, conforme lo estipula la Ley Federal del Trabajo (LFT). Alrededor de 4 millones en edad de cursar la educación básica, no asisten a la escuela y unos 600 mil están en riesgo de abandonarla (UNICEF, México 2021). Así, de quienes no asisten a la escuela el 26% realiza trabajos no permitidos. Más aun, 30.8% de niñas y 25.6% de niños no reciben remuneración por sus trabajos realizados. Los trabajos donde la mayoría se desempeña se distribuyen en actividades agrícolas, ganaderas, forestales, caza y pesca, minería, construcción e industria, comerciantes, empleados en ventas, actividades elementales y de apoyo, vendedores ambulantes, servicios personales y vigilancia, trabajadores domésticos, de limpieza, planchadores y otros no especificados.

Ahora bien, entre las razones más mencionadas para trabajar están la necesidad de pagar su escuela y/o sus propios gastos, por gusto o sólo por ayudar y porque el hogar necesita de su trabajo (Encuesta Nacional de Trabajo Infantil 2019). El hecho es que estas generaciones aportan a la economía propia o de sus hogares, resuelven sus necesidades con las herramientas que tienen a la mano.

Es una lección para los adultos de las distintas esferas de toma de decisión. Situarse en el escenario de posibilidades, facilitará fijar la meta y crear soluciones, tanto en las instituciones públicas, legislando y ejecutando políticas públicas de manera contundente a favor de la protección de los derechos de los niños, así como el fomento al emprendimiento en edades tempranas incluso a partir de los planes de estudio de educación básica; tanto en el ámbito empresarial y de la sociedad civil abriendo espacios de entrenamiento empresarial y de tejido social con posibilidades de ingreso, impulsando de talento emprendedor.

En nuestro país existen iniciativas de fomento emprendedor en edades tempranas. BusinessKids, Formando Emprendedores, Dekids y Yeii son algunos casos. Desde luego, es de celebrar que existan. Sin embargo, necesitamos llegar a más. Debemos ir en esfuerzo coordinado y sistemático, desde todos los frentes, por este segmento de población que no está en posibilidad de ingresar a ofertas de formación empresarial como las citadas, fomentando instrumentos de acceso e inclusión, en sentido amplio para emprender. Transformar el chip de “estudia para que obtengas un buen empleo”, por “estudia para que seas un empleador estupendo”, esa sería la premisa para iniciar un afloramiento de empresas, necesarias para ir cuesta arriba.

Colaboración realizada por Mónica Miguel Cárdenas y equipo Revolución 5.0 de Disruptive Labs. Si quieres conocer más al respecto, contáctanos al correo contact@disruptivelabs.mx o a nuestras redes @DisruptiveLabs, ¡con gusto te leemos!