Gobiernos digitales: interacciones abiertas e inteligentes para la ciudadanía.
El cambio climático, la inteligencia artificial, los datos masivos, la multiplicidad de operaciones financieras, entre otros, dan cuenta de la complejidad de nuestros tiempos. Este contexto puede verse como amenaza o como posibilidad, todo depende del ángulo desde el que se elija mirar.
Por un lado, se ha puesto en cuestión el valor, eficacia y legitimidad de las instituciones públicas rebasadas en la labor de articulación y atención de las demandas ciudadanas, debido, entre otras cosas, a deficiencias estructurales y marcos legales obsoletos. Por otro lado, se tiene la oportunidad histórica de configurar un gobierno digital, con arquitectura suficiente para operar como plataforma de gobierno abierto, donde la ciudadanía tenga el lugar más relevante en la toma de decisiones; donde se produzcan nuevas interacciones entre ciudadanía y gobierno; se articulen intereses de mayorías y minorías; se promueva la transparencia, la rendición de cuentas, la participación ciudadana y la colaboración de actores de los entornos diversos , en la coproducción de valor público.
Es de reconocer esfuerzos que se han desarrollo para impulsar la digitalización gubernamental, para agilizar y facilitar las interacciones con la ciudadanía. Por ejemplo, el índice de e-gobierno de la ONU cuyo objetivo es mejorar la función pública, mediante la evaluación de las tendencias de servicios gubernamentales en línea, el estado de la infraestructura de telecomunicaciones y la calidad del capital humano. El índice e-gobierno (2019) analiza a 193 países, donde naciones como Dinamarca, Australia, Corea, Reino Unido y Suecia están a la cabeza. México ocupa el lugar 62. Con base en este índice se establece que el acceso a internet guarda relación directa con la capacidad económica para contratar dicho servicio y estar conectados, por ende, las economías del mundo con mayor poder adquisitivo tienen mejor índice de e-gobierno y viceversa.
En el plano nacional, otro referente es el Índice de Desarrollo Digital Estatal (IDDE) del Centro México Digital, inspirado en la premisa de Lord Kelvin: “Lo que no se define no se puede medir. Lo que no se mide no se puede mejorar. Lo que no se mejora se degrada siempre”. El IDDE estudia 3 variables: infraestructura, digitalización de las personas y la sociedad e innovación y adopción tecnológica en las empresas. Con ello, espera obtener el grado de digitalización, identificar debilidades, fortalezas y áreas de oportunidad en el proceso de transformación digital, emitir recomendaciones para acelerar su proceso de transformación digital e identificar y cuantificar la relación entre digitalización y desarrollo socioeconómico de cada entidad. Por su desarrollo digital se clasifican en: líder, avanzado, emprendedor y básico, considerando un rango de 0 a 300 puntos, donde 147 es la media nacional y 300 la mejor puntuación. En el grupo líder se encuentran la Ciudad de México, Querétaro, Nuevo León y Baja California Sur. En el grupo básico están Veracruz, Oaxaca, Guerrero y Chiapas. La brecha entre el grupo líder y el grupo básico plantea el desafío de conectividad en las entidades con mayor población rural, donde la cantidad y calidad de interacciones digitales es significativamente menor.
El acceso a internet, las transacciones, servicios, trámites, lenguajes amigables y recursos digitales diversos pueden disminuir costos, homologar y mejorar las interacciones entre ciudadanía e instituciones públicas. Lograr una experiencia positiva en este sentido, representa una vía efectiva para la reconstrucción de la confianza y co-creación de valor público.
Colaboración realizada por Mónica Miguel Cárdenas y equipo Revolución 5.0 de Disruptive Labs. Si quieres conocer más al respecto, contáctanos al correo contact@disruptivelabs.mx o a nuestras redes @DisruptiveLabs, ¡con gusto te leemos!